lunes, 17 de agosto de 2009

El presente de una vida pasada...

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En la actualidad las ciudades han tenido diferentes formas de estudio, “han habido disciplinas que se ocupan de estudiar sectores diferentes de las zonas urbanas, algunas de las disciplinas son la administración, la economía, la sociología, la política, la planificación urbana, etc.”[1], pero todos coinciden en considerar que su estudio es de vital importancia, en tanto que en ellas se concentran importantes aglomeraciones poblacionales, que si bien demandan volúmenes crecientes de bienes y servicios, también demandan seguridad y estabilidad.

Pero antes hay una posición en un momento clave de la Ciudad de México que, precisamente esta en cuestión de análisis, es la que se refiere al rol que ha jugado la ciudad en el desarrollo, la modernización y las consecuencias de estos hechos en el marco de la vida contemporánea.

En las sociedades se presentan condiciones para generar intercambios necesarios en la conversión de economías para la subsistencia; las mismas sociedades, y personas de la ciudad concentran crecientes volúmenes de fuerzas de trabajo para la generación de un desarrollo; la organización de una colectividad y participación individual ayudan también a atenuar conflictos sociales. De esta manera en la sociedad se ven existentes una diversidad de ideas y estímulos que posibilitan, con las actitudes y creencias, una reconstrucción de un periodo de tiempo espacial e historial de un momento de la ciudad.

El momento contemporáneo, con la premisa de una idea de cambio y modernización, podemos encontrar que la urbanización ha generado problemas económicos, políticos, sociales y ecológicos cada vez más difíciles de resolver, así también, el creciente flujo migratorio hacia las ciudades, por ejemplo, incrementa la demanda no atendida de bienes y servicios y si a ello sumamos el alto nivel de desempleo y el impacto de las crisis económicas; el resultado es la existencia de una población urbana cada vez más pobre, pero es totalmente indudable que el acelerado crecimiento de la población y del área urbana está vinculado al desarrollo y modernidad en nuestro país, ya que desde principios del siglo, la Ciudad de México ha sido participe de grandes cambios en las estructuras sociales.

La Ciudad México contemporánea, unidad espacial que aglutina crecientes conglomeraciones poblacionales y reporta complejos problemas económicos, sociales, políticos y ecológicos cada vez más difíciles de atender, es el punto concéntrico de ideas y concepciones que posibilita la reproducción de la sociedad moderna y que a la vez presenta las formas de los recursos con efectos degradantes y adversos, no sólo del espacio físico, sino del propio ser humano, deteriorando las bases de un desarrollo integral.

En algunos momentos se daba la situación de citadinos que seguían comportándose como provincianos, eran los que emigraban de las zonas rurales del país en busca de una mejor calidad de vida. Esta migración de campo-ciudad provoco el incremento demográfico en la ciudad y el crecimiento de la población en la ciudad.

Este crecimiento, producto del capitalismo del subdesarrollo, expresa en sus habitantes y en su nivel de vida todos los efectos de su estructura clasista y de marginación que le son inherentes y todas sus contradicciones. En el espacio físico se observan grandes desigualdades.

La llamada clase media se expande y se contrae según la fase del ciclo económico y tiende a reducir sensiblemente sus niveles de ingreso real y su nivel de vida, y reside en zonas de urbanización aceptables.

Y por el otro lado existe la gran mayoría que aun habita desde azoteas, vecindades y zonas populares con pocos servicios y construcciones de baja calidad, y otros más que viven en sectores de marginalidad casi absoluta en los cinturones de miseria.

El crecimiento ha venido generando problemas cada vez más complejos, no sólo estrictamente urbanos, sino sociales, políticos, económicos y ambientales. Toda reflexión sobre el tema obliga a plantearnos si continuaremos con un crecimiento sin control, sin abordar los problemas en su conjunto, aplicando remedios a veces tardíos, o medidas que lejos de atenuar el problema lo llegan a complicar, o bien otorgando servicios a pequeños grupos y tratando de convencer a la población de que por fin se ha encontrado la solución definitiva, aunque en el fondo sean campañas electorales y se trate de mejorar la imagen de los que en gran medida han contribuido al desarrollo de la problemática.

[1] CRECIMIENTO SIN CONTROL O CONTROL DEL CRECIMIENTO, Reflexiones sobre el Área Metropolitana de la Ciudad de México Héctor R. Núñez Estrada

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